sábado, 17 de febrero de 2018

Gracias por tanto



“Fue en un pueblo con mar
Una noche después de un concierto
…”

En realidad no fue así.  Ni en un pueblo con mar, ni una noche después de un concierto. 

Una tarde, tras la presentación de un libro fuimos unas cuantas a tomar algo a la plaza de Callao, a mi lado se sentó una chica que no conocía de nada.  Yo no es que sea la persona mas sociable del mundo y ella, que no me conocía, tampoco comunicaba demasiado, pero por allí andaban otras personas que amablemente nos dieron charleta.  “¿Sabes que ambas tenéis blog?” “Anda que curioso si se llaman parecido” “Pues fíjate que hemos empezado más o menos por la misma época”… Y así comenzó la cosa.
No es que habláramos mucho después y si he de ser sincera, ya no me acuerdo de cómo he llegado a considerar a Lidia una de esas personas importantes en mi día a día, pero así ha sido.

De ella y de su blog he recibido mucho.  En Cielos de papel he aprendido el poder de la fotografía, no sólo de los grandes, también de esos anónimos que, de un día a otro, son descubiertos de modo inesperado.  En un blog pequeño e independiente, he encontrado una voz curiosa que ama la poesía, que no se pierde en análisis de ritmo y rima, sino  que nos habla de sentimientos y piel de gallina. Una voz que traía a los autores que la decían algo, que la llegaban al corazón sin importarle si eran de hoy, de ayer o si tenían un posible mañana.

Es hoy, no se si debería haber sido antes, cuando repaso todas esas entradas de libros sobre momentos históricos que fueron importantes, sobre personajes que marcaron un momento, sobre derechos a respetar, sobre personas al fin y al cabo.
Ahora a  disfrutar.
 ¿Cómo era lo del "Corte de mangas gigante"?
También recuerdo la enorme cantidad de novelas con las que piqué gracias a ella, novelas de distintos temas.  Claro que no coincidíamos siempre en gustos, eso es lo normal y lo bonito de esto.  Y es gracias a esa diferencia, que me aportó tanto.  Sus opiniones independientes, sin tapujos, me ayudaban a saber si algo podría gustarme o no.

Sobre todo en Cielos encontraba seriedad, amor por lo que hacía, respeto por todos los que nos acercábamos a sus entradas y por ella misma.
Le doy las gracias por descubrirme a Víctor del Árbol, Marisa Sicilia, Defreds, Marwan, Belinda Alexandra, por picarme con libros como El puente invisible (que aun está ahí y prometo leer este año), por llevarme Hacia las rutas salvajes, por compartir el gusto por Ana Iturgáiz, por las lecturas conjuntas de libros británicos y compartir su humor… Son tantas cosas.

Siento pena por saber que ya no leeré una entrada más y a la vez, alegría porque vas a seguir tu camino lector, curioso e indagador de manera libre y alegre.  Espero alguna vez encontrarte por aquí de nuevo, lo digo de manera totalmente egoísta ya que siempre necesitaré alguien que me siga descubriendo cosas interesantes y que pongan la piel de gallina.

Disfruta, lee, haz todo aquello que te haga feliz.  Nosotros estaremos aquí echando de menos esa voz independiente pero contentos de verte tranquila.  Cielos de papel lo merece.

Estantes de papel